El Papa Benedicto XVI dedicó la catequesis de la Audiencia General de hoy a reflexionar sobre el deseo de Dios inscrito en el corazón del hombre, explicó que este anhelo no desaparece nunca aunque las personas traten de negarlo o apagarlo y pidió aprender a "saborear las alegrías verdaderas" para despertarlo.
Desde la Plaza de San Pedro, ante miles de peregrinos de todo el mundo, el Santo Padre continuó con sus meditaciones sobre el Año de la Fe y reflexionó sobre la consideración con la que comienza el Catecismo de la Iglesia Católica: "El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar" (n. 27).
El Santo Padre consideró que esta declaración "que aún hoy en muchos contextos culturales parece totalmente compartida, casi obvia, podría percibirse más bien como un desafío en la cultura secularizada occidental".