La audiencia general de esta mañana estuvo marcada por anécdotas que quedarán en la memoria de los peregrinos que acompañaron al Papa Benedicto XVI. El Santo Padre se puso un casco de bombero y aceptó hablar por el teléfono celular de un peregrino.
Al final de la audiencia, el Papa saludó a un grupo de bomberos de Roma. Le mostraron uno de sus nuevos cascos y no dudó en ponérselo ante el aplauso de los peregrinos.
Luego saludó a un grupo de enfermos. Uno de los pacientes, en silla de ruedas, conversó con él –no se pudo escuchar la conversación– y le acercó su teléfono celular. Benedicto XVI lo tomó y aparentemente habló con alguien al otro lado de la línea o grabó un recuerdo para el enfermo.