Tras la celebración de la Solemnidad de la Epifanía en la Basílica Vaticana, el Papa Benedicto XVI rezó el ángelus con los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro exhortándolos a abrir la propia existencia a Cristo para que ilumine con su luz la mente y toque con su gracia el corazón.
En sus palabras iniciales el Santo Padre hizo notar como “la adoración a Jesús por parte de los Magos fue inmediatamente reconocida como cumplimiento de las Escrituras proféticas. ‘Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al esplendor de tu surgimiento… llevando oro e incienso y proclamando las glorias del Señor’. La luz de Cristo hoy se expande en toda su dimensión universal”.
Hizo también una mención particular a “los amados hermanos y hermanas de las Iglesias Orientales que celebran hoy la santa Navidad: a ellos dirijo los más cordiales deseo de paz y de bien en el Señor”.