Al recibir esta mañana a las Presidentas de Argentina y Chile, Cristina Fernández y Michelle Bachelet, respectivamente, el Papa Benedicto XVI recordó el 25 aniversario del tratado de paz entre ambos países en el que medió el Cardenal Antonio Samoré –designado por Juan Pablo II– con lo que se evitó la guerra. Este acontecimiento, dijo, es claro ejemplo de resolución de conflictos a través del diálogo.
En su discurso a las delegaciones de ambos países, el Santo Padre agradeció los diversos esfuerzos que en aquel entonces se dieron en los gobiernos y las delegaciones diplomáticas para llegar al “camino de resolución pacífica, cumpliendo así los profundos anhelos de paz de la población argentina y chilena”.
Tras resaltar que actualmente, a 25 años de distancia, se puede comprobar entre ambos países una “más decidida cooperación e integración” con diversos proyectos que superan “prejuicios, sospechas y reticencias del pasado”, el Papa subrayó que “Chile y Argentina no son sólo dos naciones vecinas sino mucho más: son dos pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y amistad, que es fruto en gran parte de la tradición católica que está en la base de su historia y de su rico patrimonio cultural y espiritual”.