El Papa Benedicto XVI reflexionó en su habitual catequesis de la audiencia general de los miércoles sobre la religiosa Santa Hildegarda de Bingen, una abadesa medieval que ejerció el ministerio de la autoridad con sabiduría y mostró siempre una obediencia total a la autoridad eclesiástica.
Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), llamada la "profetisa teutónica", era hija de una familia noble y numerosa que la entregó al servicio de Dios. Primero como religiosa, luego como abadesa y finalmente como mística, la santa siempre supo vivir la humildad, obediencia y autoridad.
"Este es el signo de una experiencia auténtica del Espíritu Santo, fuente de todo carisma: la persona depositaria de dones sobrenaturales no se vanagloria jamás; no los ostenta y sobre todo demuestra una obediencia total a la autoridad eclesiástica. Todo don distribuido por el Espíritu Santo está destinado efectivamente a la edificación de la Iglesia y la Iglesia a través de sus pastores reconoce su autenticidad", explicó el Pontífice.