El Papa Benedicto XVI alentó a sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y diáconos, a procurar que las “liturgias de la tierra” hagan presentir la belleza “de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra”.
Desde la Catedral de Notre Dame de Paris, donde presidió el rezo de las Vísperas solemnes, Benedicto XVI consideró que “las liturgias de la tierra, ordenadas todas ellas a la celebración de un Acto único de la historia, no alcanzarán jamás a expresar totalmente su infinita densidad”.
“En efecto, la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita. Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra. Que nuestras celebraciones, sin embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir”, indicó.