Durante el homenaje que tradicionalmente rinde cada 8 de diciembre a la Virgen María ante la estatua de la Inmaculada Concepción ubicada en la Plaza de España en Roma, el Papa Benedicto XVI pidió la ayuda de la Madre de Dios para que los cristianos sean el “alma del mundo” a pesar de las dificultades presentes.
“Sé una Madre amorosa para nuestros jóvenes, para que tengan el valor de ser ‘centinelas del mañana’ y otorga esta virtud a todos los cristianos, para que sean alma del mundo en esta época no fácil de la historia”, señaló el Pontífice ante miles de fieles reunidos en el homenaje.
Antes de llegar a la Plaza, el Papa se detuvo en la iglesia de la Santísima Trinidad, donde saludó a los Padres Dominicos y a la Asociación de Comerciantes Romanos. Una vez ante la estatua bendijo una cesta de rosas que fue colocada en el pedestal de la columna de la Inmaculada.