El Papa Benedicto XVI recordó a su predecesor, el Papa Juan Pablo II como un Apóstol de la Divina Misericordia, y aseguró que “toda su misión estuvo marcada por el servicio a la verdad de Dios y del hombre, y de la paz en el mundo”.
Desde el Palacio Apostólico de Castelgandolfo donde estuvo unos días de descanso, el Papa presidió el rezo mariano del Regina Coeli que hoy coincide con la fiesta de la Divina Misericordia, instaurada durante el Jubileo del 2000 por Juan Pablo II y coincidiendo con la canonización de Faustina Kowalska, humilde religiosa polaca.
“La misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de Dios, el rostro con el cual Él se reveló en la antigua Alianza y plenamente en Jesucristo, encarnación del Amor creador y redentor”, indicó.