Benedicto XVI expresa su solidaridad y pide no ceder al desaliento en los Abruzos

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Al dirigirse este mediodía (hora de Roma) a las víctimas del sismo del pasado 6 de abril y al personal que se dedica a las tareas de socorro en los Abruzos, el Papa Benedicto XVI expresó su solidaridad con ellos y señaló que "este lugar, consagrado por la oración y por el llanto de las víctimas, representa de alguna forma el símbolo de vuestra firme voluntad de no ceder al desaliento".

En la Plaza de la Escuela de la Policía de Finanzas, en donde el Cardenal Bertone, Secretario de Estado Vaticano, celebró los funerales por las numerosas víctimas del sismo "recoge hoy las fuerzas dedicadas a ayudar a L'Aquila y Los Abruzos a resurgir pronto de los escombros del terremoto", dijo luego el Papa. "Esta visita, que desee llevar a cabo desde el primer momento, quiere ser un signo de mi cercanía a cada uno de vosotros y de la fraternal solidaridad de toda la Iglesia", añadió.

"Efectivamente, como comunidad cristiana constituimos un sólo cuerpo espiritual y si una parte sufre, todas las demás partes sufren con ella; y si una parte se esfuerza por levantarse, todos participan en su esfuerzo. Quiero deciros que me han llegado manifestaciones de solidaridad con vosotros de todos los lugares. Numerosas altas personalidades de las Iglesias Ortodoxas me han escrito para asegurar su oración y su cercanía espiritual, enviando además ayudas económicas".

Seguidamente el Pontífice subrayó "el valor y la importancia de la solidaridad que, aunque se manifieste particularmente en momentos de crisis, es como un ascua bajo las cenizas. La solidaridad es un sentimiento altamente cívico y cristiano y da la medida de la madurez de una sociedad. En la práctica se manifiesta en las obras de socorro, pero no es solo un eficiente mecanismo organizativo: tiene un alma, una pasión que se deriva de la gran historia civil y cristiana de nuestro pueblo, sea que se manifieste de forma institucional o en el voluntariado".

Tras señalar que "el trágico evento del terremoto invita a la comunidad civil y a la Iglesia a una reflexión profunda", el Papa recordó que en Pascua, cuando "celebramos la muerte y la resurrección de Cristo llevando en la mente y en el corazón vuestro dolor, rezando para que las personas afectadas no perdieran ni la confianza en Dios ni la esperanza. Pero también, como comunidad civil, es necesario hacer un serio examen de conciencia para hacerse cargo, en todo momento, de las propias responsabilidades. Con esta condición, L'Aquila (el águila), volverá a volar, aunque ahora esté herida".

Finalmente el Santo Padre invocó la protección de la Virgen de Roio, muy venerada en la zona, sobre "todas las localidades afectadas por el terremoto" y después de cantar el Regina Coeli depositó a los pies de esa imagen una rosa de oro. Terminado el acto, Benedicto XVI regresó en automóvil al Vaticano.

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