Benedicto XVI destaca el amor de Dios que nos hace hijos suyos

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En la audiencia general de esta mañana, el Papa Benedicto XVI recordó la inmensa misericordia de Dios que redime y transforma a los hombres hasta convertirlos en "hijos de la paz y de la caridad".

El Santo Padre dedicó su catequesis de hoy a comentar el Cántico conocido como "Dios Salvador". “El himno de la carta a los Efesios –dijo– es una oración de bendición dirigida a Dios Padre. Su desarrollo está dedicado a delinear las varias etapas del plan de salvación que se cumple a través de la obra de Cristo”.

Asimismo, afirmó que “el Padre nos escoge, sobre todo, para que caminemos santos e inmaculados en el amor, luego nos predestina a ser sus hijos, además nos redime y nos perdona los pecados, nos revela plenamente el misterio de salvación en Cristo, finalmente nos dona la vida eterna ofreciendo su garantía con el don del Espíritu Santo en vista de la resurrección final”.

A lo largo de su catequesis, el Papa Benedicto XVI destacó la presencia de cada una de las Personas de la Santísima Trinidad en los eventos salvíficos que el canto da a conocer: “Se parte del Padre, que es el iniciador y el artífice supremo del plan de salvación; se fija la mirada en su Hijo que realiza el designio en el interior de la historia; se llega al Espíritu Santo que imprime su sello a toda la obra de la salvación”.

Sobre el llamado del Padre afirmó que éste “tiene como contenido la santidad que es participación de la pureza trascendente del Ser divino y de su íntima esencia de caridad: Dios es amor. De este modo el ágape se convierte en nuestra profunda realidad moral”.

Seguidamente, sobre la predestinación a ser hijos de Dios, dijo que “Pablo exalta en otras cartas esta sublime condición de hijos que implica la fraternidad con Cristo, el Hijo por excelencia, y la intimidad en el Padre celeste que puede ser invocado como Abbá en una relación de espontaneidad y de amor”.

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El Santo Padre concluyó su catequesis citando a San Ambrosio, Obispo de Milán, quien destaca que “no se tiene porque dudar que los miembros estén unidos a su cabeza, sobre todo porque desde el inicio hemos sido predestinados a ser adoptados como hijos de Dios por medio de Jesucristo. Dios nos ha redimido y trasformado, a quienes según la naturaleza de la carne éramos hijos de la ira y sujetos al castigo, para que fuésemos hijos de la paz y de la caridad”.

El Pontífice concluyó la audiencia general entonando con todos los presentes el Pater Noster e impartiendo la bendición apostólica.

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