El vaticanista italiano Sandro Magister señala que gracias al Concilio Vaticano II, en el que participó el joven Joseph Ratzinger, el ahora Papa Benedicto XVI "desarma" a los obispos ilegítimamente ordenados en China sin su mandato, y contiene el cisma de las autoridades del país.
Al explicar la situación actual de tensión que el gobierno chino ha generado con varias ordenaciones ilegítimas en los últimos meses, y con otras 40 más en agenda, Magister describe como el Papa lidia con los "mandarines", nombre con el que designa a estos prelados que no tienen autoridad para gobernar las diócesis que "lideran".
El vaticanista explica que "el sacramento que ha ordenado obispos a estos ‘mandarines’ es válido. Sacramentalmente válidas son también las misas que estos celebren. Lo que les falta es la comunión jerárquica con la sede de Pedro. Y es esto lo que los priva de autoridad en sus respectivas diócesis, sobre el clero y sobre los fieles".