El Papa Benedicto XVI pidió a los fieles superar la visión horizontal y materialista de la vida, y pedir con insistencia una fe firme, “para que el Señor renueve nuestra vida”.

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre señaló que “a Dios nosotros le pedimos tantas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y es justo, pero lo que le debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más firme”.

Benedicto XVI se refirió a las dos curaciones presentadas hoy por el evangelista Marcos, e indicó que “son dos episodios en los que están presentes dos niveles de lectura; el puramente físico: Jesús se inclina sobre el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espiritual: Jesús ha venido curar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide la fe en Él”.

El Papa explicó que, en las curaciones de Jesús, “el milagro se realiza en dos fases: primero se produce la curación física, pero ésta está estrechamente ligada a la curación más profunda, la que dona la gracia de Dios a quien se abre a Él con fe”.

“Jesús se hace atento al sufrimiento humano y nos hace pensar también en todos aquellos que ayudan a los enfermos a llevar su cruz, en particular a los médicos, a los agentes sanitarios y cuantos aseguran la asistencia religiosa en los nosocomios. Ellos son ‘reservas de amor’, que llevan serenidad y esperanza a los que sufren”.

Todo ello nos invita, dijo el Santo Padre, “a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida. Pedimos a Dios que nos alivie de tantos problemas, de necesidades concretas, y es justo; pero lo que tenemos que pedir con insistencia es una fe siempre más fuerte, para que el Señor renueve nuestra vida, y una confianza firme en su amor, en su providencia que no nos abandona”.

El Santo Padre indicó que es una primera y fundamental necesidad la competencia profesional de los médicos y agentes sanitarios para con los enfermos, “pero esta sola no basta. Se trata, en efecto, de seres humanos, que tienen necesidad de humanidad y de la atención del corazón”.

“Pidamos a la Virgen María que acompañe nuestro camino de fe y nuestro empeño de amor concreto, especialmente hacia quien tiene necesidad, mientras invocamos su materna intercesión por nuestros hermanos que viven un sufrimiento en el cuerpo o en el espíritu”, concluyó.