En el marco de su primer viaje apostólico fuera de Roma, el Papa Benedicto XVI clausuró en Bari (Italia) el XXIV Congreso Eucarístico destacando la centralidad del domingo, día en que por la Eucaristía Cristo mismo nos concede las fuerzas para afrontar las dificultades cotidianas.
Al inicio de su homilía el Santo Padre recordó a los presentes el motivo del Congreso: “Nos hemos reunido para alabar y bendecir al Señor”. Continuó afirmando la voluntad de “rendir homenaje a Cristo en el Sacramento de su amor, y reforzar al mismo tiempo los vínculos de comunión que me relacionan a la Iglesia que está en Italia y a sus Pastores”.
Asimismo recordó a su predecesor, el difunto Pontífice Juan Pablo II, diciendo que “sentimos que él está cerca de nosotros y con nosotros glorifica a Cristo, buen Pastor, a quien él puede ya contemplar directamente”. Tras dirigir un saludo a las autoridades eclesiales y civiles ahí presentes, realidad que para el Santo Padre evidencia “como los Congresos Eucarísticos son parte de la historia y de la cultura del pueblo italiano”, definió el domingo como “Pascua semanal”, aclarando que se trata de la “expresión de la identidad de la comunidad cristiana y centro de su vida y de su misión”.