Cuando el Papa Benedicto XVI deje el Pontificado el 28 de febrero para retirarse a un monasterio de clausura, "alcanzará con su oración el corazón de las personas que quizá no creyeron mientras él era Papa". Esto es lo que opina Sor María Angelica, la Priora del Monasterio Dominicas de Santa María del Rosario de Roma (Italia).

"Estoy segurísima de esto, del valor de la oración del Papa y de su silencio, porque ciertamente hará mucho silencio y alcanzará a todo el mundo, también allá donde no pudo llegar", dijo Sor María Angélica en una entrevista concedida a ACI Prensa el pasado 16 de febrero en Roma.

El 28 de febrero a las 8 p.m., el Papa Benedicto XVI se retirará al Palacio de Castel Gandolfo (a 30 de kilómetros de la capital), y posteriormente –no hay un tiempo estipulado-,  regresará al Vaticano para dedicarse a la vida contemplativa en un antiguo monasterio de clausura. La Santa Sede confirmó que no convivirá con congregación alguna.

Esta decisión del Papa causa en Sor María Angélica sentimientos encontrados. Por un lado "me entristece", explica; pero por el otro, "pensando en el deseo del Papa, en su querer ser monje, entre paréntesis, retirado en la oración y en la escritura, me parece algo maravilloso".

"Más allá de la tristeza, hay una gran admiración por su gran humildad y su gran valentía", añadió.

Para la religiosa, que el Santo Padre se retire para llevar una vida como la suya "es algo estupendo y de una grandeza extraordinaria", porque "los religiosos de clausura lo sentiremos todavía más cerca que cuando era Papa".

Además, Sor María Angélica está totalmente convencida de que su lugar no está en la calle ayudando físicamente a los demás, sino retirada en un monasterio de clausura, ayudando a través de la oración. Cuyo poder –señala-, alcanza incluso a quienes no están de acuerdo con la fe católica.

Estas personas, "quizá jamás lo entiendan, porque si uno no se ha acercado nunca a la vida de clausura, a un monasterio de clausura, quizá nunca se acerque a entender la belleza. Sonreirán, pero creo que no entenderán, aunque estoy  segura de que sentirán los efectos de la oración, que sobre todo, alcanza a estas personas".

Sor María Angélica es la Priora del monasterio y dirige la comunidad desde hace más de ocho años. Es la menor de las diez religiosas que viven en el monasterio.

Ella consiguió que Benedicto XVI las visitase en persona en marzo de 2010 después de escuchar una catequesis del Pontífice dedicada a Santo Domingo de Guzmán, el fundador de su congregación.

Para Sor María Angélica fue un momento conmovedor y precioso. "Vivir el momento entre su mirada y mi mirada... era una mirada tan paternal, tierna y llena de dulzura… además, también saludó a las hermanas, una por una, quiso saber el nombre de cada una, y fue algo muy hermoso".

Hay una gran diferencia entre ver al Papa a través de los medios de comunicación y conocerlo en personas, porque "tiene una dulzura que al verlo en televisión es muy distinta, a nosotras nos ha dejado un recuerdo estupendo", concluyó.