En sus palabras durante la última reunión del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, el Papa Benedicto XVI aseguró que “a pesar de que la Iglesia enfrenta vientos contrarios, se siente especialmente el viento del Espíritu Santo que nos ayuda, mostrándonos el camino correcto”.

Por ello, el Santo Padre agradeció a Dios por el Sínodo de los Obispos, una “reunión realmente católica”.

“Para mí ha sido realmente edificante, reconfortante y alentador ver aquí una reflexión de la Iglesia universal, con su sufrimiento, amenazas, peligros y alegrías, experiencias de la presencia del Señor, incluso en situaciones difíciles”, señaló.

Benedicto XVI subrayó que durante el Sínodo, los participantes “escuchamos cómo la Iglesia crece hoy, vive”.

“Pienso, por ejemplo, en lo que hemos escuchado sobre Camboya, donde la Iglesia, la fe, ha nacido de nuevo, o incluso en Noruega, y muchos otros lugares. Vemos cómo hoy, donde no se esperaba, el Señor está presente y poderoso, y el Señor opera a través de nuestro trabajo y nuestras reflexiones”, dijo.

El Santo Padre agradeció a todos los asistentes, a los Padres Sinodales, a los auditores, a los expertos y delegados, indicando que todos “queremos proclamar a Cristo y a su Evangelio y luchar, en estos tiempos difíciles, por la presencia de la verdad de Cristo y su anuncio”.

Las propuestas generadas en el Sínodo, indicó el Papa, “son un testamento, un don dado a mí por nosotros, para usarlo en un documento que viene de la vida y debe generar vida”.

“Esto esperamos y rezamos, para que, en cualquier caso, lo consigamos con la ayuda del Señor”, concluyó el Santo Padre.