2 de octubre de 2016 / 03:44 AM
Antes de concluir la Misa en la iglesia de la Inmaculada, en la capital de Azerbaiyán, Kabú, el Papa rezó el ángelus y ofreció unas palabras improvisadas dando razón de por qué ha decidido acudir a este país en el que los católicos son una minoría.
"Alguno puede pensar que el Papa pierde mucho tiempo, hace muchos kilómetros de viaje para visitar una pequeña comunidad de 700 personas en un país de 2 millones. Y no una comunidad uniforme. Se habla, italiano, inglés el español, muchas lenguas… es una comunidad de periferia", dijo.
"Pero el Papa en esto imita al Espíritu Santo, también él descendió del cielo a una pequeña comunidad en el cenáculo. Esa comunidad, con temor, se sentía pobre, perseguida quizás o dejar a parte, le da el coraje, la fuerza la parresía para ir adelante y proclamar el nombre de Jesús. Las puertas de esa comunidad de Jerusalén que estaban cerradas por el miedo o la vergüenza se abren de par en par y sale la fuerza del Espíritu".