El Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, Cardenal Mauro Piacenza, aseguró que el pecador no debe tener miedo al Sacramento de la Reconciliación porque dentro del confesionario "la alegría de perdonar y la alegría de ser perdonados están unidas".

Durante el curso que anualmente celebra la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede desde hace 25 años, la autoridad vaticana concedió una entrevista a Radio Vaticano en la que subraya que el Sacramento de la Reconciliación es también una gracia para el sacerdote que absuelve los pecados.

"Es un gran don también para los sacerdotes que, al ser llamados a ejercitar este ministerio, tenemos nuestras faltas que corregir, de modo que somos penitentes y confesores el mismo tiempo", indicó.

"Es importante más que nunca que el confesor sepa acoger al penitente", después "es necesario habitar el confesionario con horarios que vayan de acuerdo a los fieles y con un corazón incandescente de paternidad", añadió.

El curso se celebra del 24 al 28 de marzo en el Palacio de la Cancelleria de Roma, con la participación de 500 sacerdotes y seminaristas cercanos a la ordenación. Su objetivo es profundizar en la dispensación del Sacramento de la Reconciliación.

Según el Cardenal Piacenza, el sacerdote confesor necesita desarrollar su sensibilidad espiritual y pastoral con una seria preparación teológica, moral y pedagógica, de modo que consiga comprender la vivencia del penitente.

"Hace falta saber ver donde vive el penitente, la sociedad que lo circunda, el contexto familiar. Todo ello debería formar parte no solo de la formación inicial, sino también de manera permanente en el clero", dijo.

El Cardenal Piacenza explicó que la confesión debe ser clara, sencilla, e integra, constar de un arrepentimiento sincero para una verdadera conversión. "De este modo se vuelve a orientar nuestra existencia en el camino del amor hacia Dios y hacia el prójimo".

Afirmó que el valor de la Confesión reside en la gracia del perdón que llega hasta las raíces del pecado cometido después del Bautismo y sana las imperfecciones y las desviaciones, dando al creyente la fuerza para la "conversión" real.

"La celebración del Sacramento de la Reconciliación se insiere en el contexto de la vida eclesial, especialmente en relación al misterio pascual celebrado en la Eucaristía, haciendo referencia al Bautismo vivido, la Confirmación y las exigencias del mandamiento de la caridad, del amor".

"Siempre es una celebración alegre del amor de Dios que se da a sí mismo destruyendo nuestro pecado cuando estamos dispuestos a reconocerlo con humildad".

"No querer tener presente que el hombre tienen una naturaleza herida, inclinada al mal, provoca errores bien grandes en el campo educativo, político… el camino de la penitencia es hoy, como siempre lo ha sido, de extrema importancia como fundamento para construir una sociedad que viva la comunión", concluyó.

Se espera que los sacerdotes y seminaristas que participan en este evento se reúnan el próximo viernes 28 de marzo con el Papa Francisco durante de una celebración penitencial en la Basílica de San Pedro del Vaticano por el evento "24 horas por el Señor", que dirige el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización.