El Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, afirmó que el Año de la Fe es una gran ocasión para que “los laicos y toda la Iglesia retomen en sus manos algunos documentos del Concilio Vaticano II” y el Catecismo de la Iglesia Católica.

En declaraciones a ACI Prensa, Carriquiry Lecour señaló que “sólo retomar y releer la Constitución sobre la Iglesia Lumen Gentium, sería una obra magnífica para el crecimiento a conciencia del ser cristiano, del ser eclesial”.

La Lumern Gentium, indicó, “es un documento que tiene una verdad tan persuasiva, tan resplandeciente, todavía lleno de virtualidades para hacernos crecer en la autoconciencia de ser Iglesia”.

Carriquiry Lecour señaló que al subrayar las fechas del aniversario del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, “el Papa nos está diciendo: vayan a estos textos fundamentales del Magisterio de la Iglesia que son preciosos”.

El Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina también resaltó “el preciosísimo Magisterio de Su Santidad Benedicto XVI”, y señaló la importancia que tanto laicos como sacerdotes aprovechemos su enseñanza, pues es “la primera vez en la historia que este sucesor de Pedro que tenemos es el teólogo más genial de la Iglesia contemporánea”.

Carriquiry Lecour dijo a ACI Prensa que el Año de la Fe es, para todos los cristianos, “una ocasión providencial para redescubrir la fe, que es la tradición más preciosa de los pueblos”.

Esta también es una ocasión, señaló, para “profundizar los contenidos de la fe y para comunicarla con mayor convicción y entusiasmo, como dice el Papa”.

Al referirse a la secularización, que “avanza en las grandes ciudades bajo el ímpetu de esa cultura de impronta hedonista, relativista, utilitarista, que induce estilos de comportamiento, actitudes cada vez más lejanas e incluso hostiles a la tradición católica”, el Dr. Carriquiry Lecour señaló que “lo fundamental es volver siempre a la fuente de la fe, recomenzar desde Cristo”.

La autoridad vaticana señaló que se debe “recomenzar desde Cristo en un encuentro personal, que se transforma en amistad y comunión. La experiencia de ese encuentro personal con Cristo es lo que funda y reaviva nuestra fe”.

“Ese encuentro con Cristo tiene que volverse comunión, tiene que crecer desde la, digamos, reiniciación cristiana hasta la formación de personalidades cristianas maduras en la fe. Y ahí viene todo el proceso de crecimiento en el conocimiento de los contenidos de la fe y la vida de fe”, afirmó.