Así vive un misionero en el lugar con más desastres naturales del mundo

Así vive un misionero en el lugar con más desastres naturales del mundo
Volcán Yassur en Vanuatu / Flickr de Claire Cousergue (CC-BY-NC-ND-2.0)

La república de Vanuatu, un archipiélago conformado por 83 islas en el océano Pacífico es, según el informe World Risk Report http://www.worldriskreport.org el lugar más peligroso del mundo para vivir, debido a los frecuentes desastres naturales que sufre por estar situada en el llamado Cinturón de Fuego, la zona de mayor actividad sísmica del mundo.

En 2015 sufrió en pocas semanas un ciclón, un terremoto y una erupción volcánica. Allí vive desde hace 16 años el misionero Antonio López García-Nieto, religioso español del Sagrado Corazón, que explica a ACI Prensa cómo es vivir en el lugar más inhóspito de la tierra predicando el Evangelio.

Antonio López afirma que permanece allí, "no a pesar de todo, sino por todo, porque aquí me ha plantado Dios y aquí me siento feliz. Aquí quiero seguir siendo testigo de ese Dios que nos ama con locura, aquí quiero seguir entregando mi vida. Y ello en la disponibilidad absoluta hasta cuando Dios quiera, poniéndome siempre en sus manos".

El informe World Risk Report, elaborado por United Nations University Institute for Environment and Human Security, valora las probabilidades y frecuencias con los que ocurren desastres naturales y las posibilidades que estos países tienen de hacerle frente y la respuesta que se les da.

El pasado 28 de abril otro terremoto de 7.0 grados de magnitud sacudió la isla con la consiguiente alerta de tsunami, con la posibilidad de olas "peligrosas" de uno a tres metros de altura. Finalmente la alerta se canceló.

"Las catástrofes naturales son el vademécum de los habitantes de Vanuatu. Estamos bastante acostumbrados a alertas", explica con sencillez el religioso español que lleva desde los 18 años en ese archipiélago de islas del Océano Pacífico.

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Ciclón devastador

"El 14 de marzo de 2015 sufrimos el ciclón Pam, el de mayor intensidad registrado en los anales del Pacífico con vientos de 350 km/h y lluvias torrenciales. Un ciclón suele normalmente durar dos o tres horas, éste duró más de nueve horas destruyendo todo lo que se ponía por delante. El ojo del ciclón pasó justo por encima de nuestra misión de Lowanatom y las consecuencias fueron desoladoras", explica a ACI Prensa el misionero español.

Un momento que Antonio López pensó que sería el último día de su vida: "cuando voló el tejado, yo pensaba que me caería algo encima de la cabeza y que sería el último de mi vida, pero lo viví con muchísima calma, paz y tranquilidad poniendo todo en manos de Dios porque nunca le he tenido miedo a la muerte, la veo como un encuentro con ese Dios Amor en el que creo, del que vivo y cuyo amor intento transmitir a los jóvenes a quienes educo".

El ciclón Pam destruyó prácticamente todo el poblado y quedaron pocos edificios donde refugiarse, en la residencia de los Hermanos del Sagrado Corazón sólo quedó en pie una sala donde la comunidad vivió el resto del año.

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Sin embargo, según cuenta el Hermano Antonio López, lo más duro no fue el ciclón, "esas 9 horas se pasaron rápidamente.

Lo más duro fue el después, el salir del refugio improvisado y ver el panorama de desolación: todo destruido. Y una desolación tremenda. Pero gracias a Dios nos pusimos manos a la obra y pudimos reconstruir el colegio y el internado para los 200 alumnos (180 de ellos internos). Un milagro que nadie creía posible".

Sobre placas tectónicas y volcanes activos

"En la isla de Tanna tenemos un volcán activo, el Yasur que es muy joven y de fácil acceso. Pasa por épocas de erupciones más o menos fuertes, pero lo más molesto son las cenizas que en algunos períodos caen como lluvia cubriéndolo todo y que unidas a la humedad y al sol, hacen que la tierra sea muy fértil. En Vanuatu hay seis volcanes exteriores activos y cuatro volcanes submarinos activos", explica a ACI Prensa el religioso.

Además este archipiélago, considerado el lugar más peligroso del mundo, se encuentra en la zona en la que se juntan las placas australianas y del Pacífico, lo que provoca numerosos temblores de tierra y terremotos.

Tan sólo en el mes de abril el religioso ha contabilizado al menos cuatro registrados en el archipiélago.

"No hubo víctimas, tan sólo algunos percances materiales porque estamos acostumbrados a ello y todas las construcciones se hacen para que puedan resistir a fuertes temblores. La población local construye con materiales naturales (maderas, bambú y hojas de cocotero) que son más elásticos y resisten a los terremotos", apunta.

Pero las consecuencias de los terremotos en las islas conllevan inevitablemente maremotos ya que "justo frente a nuestra misión de la isla de Lowanatom tenemos una de las fosas marinas más profundas del globo terráqueo, de entre 7000 y 8800 metros de profundidad. Los temblores de tierra se producen en esa zona y pueden dar origen a maremotos".

Aunque el misionero español no ha vivido ningún tsunami sí que afirma que las alertas son muy frecuentes, lo que conlleva el desalojo de la misión católica en la que están asentados y la huida a las colinas en el interior de la isla.

"Hemos tenido que evacuar ya varias veces el colegio que tenemos cuando ha habido alguna alerta. Gracias a Dios no he sido testigo ni sufrido personalmente ninguna desgracia de este tipo. Pero cualquier día podría suceder", asegura.

El día a día en Vanuatu

Según explica Antonio López, su vida gira "alrededor de la educación humana y cristiana de 215 chicos y chicas que cursan estudios". Además es subdirector del colegio, imparte clases en el Liceo, se ocupa de la enfermería, es el responsable de la pastoral, de la biblioteca y de los proyectos de desarrollo.

"Desde el ciclón del año pasado me ocupo igualmente de seguir a los tres equipos de obreros y de organizar y coordinar la reconstrucción, de procurarles el material de trabajo y etc...", asegura a ACI Prensa.

Una grandísima cantidad de trabajo que logra sacar adelante "con dedicación y pocos tiempos de descanso", pero también "con mucho amor y mucha oración, porque sin ella esto no podría mantenerse. Dios es mi fuerza".

"Cuando las cosas sobrepasan mi capacidad, lo pongo todo en manos de Dios y muchas veces he dicho: "Señor, hasta aquí he podido llegar, lo demás me sobrepasa. Y el milagro se ha producido siempre".

La República de Vanuatu tiene una extensión de unos 12.200 kilómetros cuadrados, en ella viven más de 255.000 personas, de las que 31.000 son católicos (12,16% de la poblaicón total), además está formada una única diócesis, Port-Vila, en la que viven unos 66 religiosos misioneros católicos. 

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