Así promueve la diplomacia vaticana los derechos humanos en el mundo

Así promueve la diplomacia vaticana los derechos humanos en el mundo
El Cardenal Parolin. Foto: ACI Prensa

La diplomacia vaticana es conocida en el mundo por su discreción y efectividad, lo que ha llevado a la Santa Sede a mediar en numerosos conflictos y a ser una pieza clave en históricos acuerdos de paz en diferentes lugares.

Los ejemplos son muchos: el acuerdo entre las FARC y el gobierno colombiano, la distensión entre Estados Unidos y Cuba, o casos más históricos como la caída del muro de Berlín, la democratización de Europa del este, así como su importante papel mediador en el conflicto palestino-israelí o en la guerra de la República Centroafricana.

En esa labor diplomática del Vaticano tiene un papel central la defensa de los derechos humanos y su promoción. Sobre cómo funciona la diplomacia vaticana habló el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, el lunes 10 de diciembre en la Pontificia Universidad Gregoriana con motivo del 70 aniversario de la adopción, por parte de la ONU, de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

"¿Qué representa la Declaración Universal de los Derechos del Hombre para la diplomacia pontificia?", planteó el Cardenal en su texto, que fue leído en la Universidad en su ausencia, ya que el Secretario de Estado del Vaticano se encuentra en Marrakech, Marruecos, para participar en la Conferencia Intergubernamental sobre Migración.

"Estamos ante una proclamación de derechos que unen la dimensión histórica y la trascendente, porque fundamenta los derechos en la dignidad humana. Un aspecto que la Santa Sede pone de relieve en todas sus intervenciones y acciones de negociación cuando subraya que la tutela de la persona y, por lo tanto, de sus derechos no se puede confundirse nunca con un deseo, sino, que tiene que traducirse en una realidad".

Explicó que "a la acción diplomática de la Santa Sede se le ha confiado la misión de traducir al lenguaje de las relaciones internacionales la doctrina de la Iglesia sobre la persona y sus derechos, para evitar que ese patrimonio quede excluido de las relaciones internacionales en razón de decisiones pragmáticas o limitadas a datos técnicos que, aunque son necesarios e importantes, no son exclusivos".

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En su exposición, el Cardenal Parolin también hizo balance de estos 70 años de la Declaración y preguntó: "¿Qué se quería expresar en 1948 con la Declaración Universal?".

Como respuesta, recordó que "la estructura de la Declaración no puede quedar reducida a un catálogo de derechos, ni a una proclamación estática. Sólo anclando los derechos humanos a la dimensión antropológica es posible reconocerlos como fundamento de la libertad, de la justicia, de la paz, que son legítimas aspiraciones del hombre".

"Es fácil intuir que no se trata de argumentaciones y términos teóricos o privados de efectividad, simplemente ligados a episodios o épocas históricas", resaltó.

De las aspiraciones de los padres de la Declaración "deriva la preminencia de la libertad sobre la opresión, de la igualdad de las personas con independencia de raza, sexo, lengua, religión u opinión, así como el espacio que encuentra el derecho a la educación, a la atención médica, a liberarse del hambre y al desarrollo integral".

Asimismo, subrayó que "la Declaración buscaba conjugar los valores de la humanidad con las formulaciones de derechos para colmar la oscuridad provocada por políticas y leyes que causaban víctimas y condenaban a inocentes, y así evitar la violencia en sus diferentes formas y acabar con la desigualdad".

Dicho contexto es el que emplea la Santa Sede a la hora de hablar de derechos humanos en los diferentes contextos de la comunidad internacional, afirmó el Secretario de Estado del Vaticano.

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Ese contexto "exige trabajar para garantizar un futuro digno del hombre, exaltando la primacía de la vida, de la libertad en sus diferentes articulaciones, la liberación de la pobreza y el crecimiento integral, la pertenencia a la familia humana común".

Después de 70 años, "diplomáticos y no diplomáticos estamos llamados a preguntarnos si todo esto todavía es válido. Una lectura realista de nuestro pequeño o gran mundo cotidiano nos impone una referencia a la profunda crisis de valores que afecta, sobre todo, a la persona humana y que, por lo tanto, toca el fundamento de los contenidos de la Declaración Universal".

Sobre la acción concreta de la diplomacia vaticana, recordó que "la modalidad de análisis con la cual la diplomacia pontificia trabaja vincula todo discurso sobre derechos del hombre no sólo a los contextos oficiales, sino también al conocimiento del dato objetivo".

"Ese dato con frecuencia es desconcertante, o incluso doloroso, y expresa violencia, injusticia, exclusión, negación de la identidad hasta los extremos más degradantes de violación de derechos. Es el caso, por ejemplo, de la intolerancia religiosa que continúa produciendo una gran cantidad de nuevos mártires por la fe. Pero tal aspecto se muestra incluso más evidente en los métodos inhumanos aplicados a la población civil durante los conflictos armados".

"Es misión de la diplomacia activar formas de justicia preventiva desde el momento en que gran parte de los conflictos casi siempre están precedidos por la violación de derechos humanos".

Además, en su intervención, el cardenal realizó dos propuestas a la comunidad internacional. Por un lado, propuso una "cohesión preventiva entre todos los que tienen la responsabilidad de trabajar en materia de derechos".

"Para la diplomacia pontificia, la cohesión preventiva significa trabajar para anular las posiciones contrapuestas o para detener las violaciones en curso", señaló. "El objetivo, con frecuencia es unir a partir de la escucha de todas las posiciones".

Propuso también una "formulación de valores y su coherente interpretación". "Palabras como dignidad, libertad, responsabilidad se encuentran ya en el lenguaje y en las aspiraciones de la familia humana y, por lo tanto, sin su presencia no es posible hablar de derechos humanos, o de considerar situaciones como la paz, la seguridad, el desarrollo o la cooperación".

 

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