Conforme al camino espiritual desarrollado para la JMJ se lee la perícopa vigente para todos los días hasta la frase: “Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, Le adoraron.” A continuación se leyó el resumen del evangelio en inglés, francés, español, italiano y polaco; intercambiándolo con el canto del aleluya.
Un grupo de jóvenes llevó hasta el altar un ícono de la Virgen María, que fue colocado cerca del altar ubicado especialmente para la celebración de la Misa de mañana.
Parte importante y central de la vigilia, además del discurso del Papa Benedicto, lo constituyó la adoración eucarística, en la que se entonaron cantos como el Tantum Ergo y en el que todos los presentes participaron con especial devoción.
La luz de Belén es llevada al Papa por dos scouts, que la distribuyen luego a todos los participantes con los cirios de aproximadamente dos metros que tienen para compartir la luz que acaban de encender.
Hubieron otros cantos y oraciones con los que concluyó la Vigilia, que buscó de manera certera, dejar en claro la centralidad de la Eucaristía en la vida de los jóvenes católicos.