Así es la tierra martirizada que encontrará el Papa Francisco en Irak

Así es la tierra martirizada que encontrará el Papa Francisco en Irak
Procesión con la cruz en la localidad iraquí Karamlesh. Foto: Patriarcado Caldeo de Babilonia

Del 5 al 8 de marzo el Papa Francisco realizará una visita apostólica Irak, un país de mayoría musulmana en la que los católicos representan solo el 1,5% de la población, y que hace unos años sufrieron la persecución del grupo terrorista Estado Islámico.

Durante su estancia en el país árabe, el Pontífice visitará la capital, Bagdad; la patria de Abraham, Ur; las ciudades "mártir" de Qaraqosh y Mosul, marcadas por la violencia de Estado Islámico; y la capital del Kurdistán iraquí, Erbil.

¿Con qué país se va a encontrar el Santo Padre cuando aterrice en la capital Bagdad? ¿Cómo es la Iglesia en Irak? La Sala de Prensa del Vaticano difundió este martes 2 de marzo algunos datos que pueden ayudar a tener una imagen sobre la realidad de esta nación.

El territorio iraquí se extiende a lo largo de 438.317 kilómetros cuadrados. Situado en Oriente Medio, comparte fronteras con Turquía, Irán, Siria, Jordania, Kuwait, Arabia Saudí y el Golfo Pérsico, que es su única salida al mar. Bañado por los ríos Tigris y Éufrates, Irak ocupa la mayor parte del territorio de la histórica Mesopotamia, donde arraigaron las civilizaciones más antiguas.

Tiene una población de 38 millones 836 mil habitantes, la mayoría musulmanes (sunitas y chiítas). Los cristianos representan una minoría, articulados en comunidades caldeas, siríacas, armenias, latinas, melquitas, ortodoxas y protestantes. Los católicos son 590 mil fieles, según datos de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia.

Además, existe una minoría yazidí, que es una religión sincrética monoteísta pre islámica con elementos procedentes del zoroastrismo, el cristianismo y el islam.

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Étnicamente, la mayoría de los iraquíes son árabes, pero hay en el norte una comunidad kurda, cuyo territorio goza de autonomía política bajo soberanía iraquí.

La Iglesia Católica en Irak cuenta con 17 circunscripciones eclesiásticas, 122 parroquias y otros 12 centros pastorales de diversa índole.

Los obispos católicos en Irak son 19. Hay 153 sacerdotes (113 diocesanos y 40 religiosos), 20 diáconos permanentes, 8 religiosos no sacerdotes, 365 religiosas y 4 misioneros laicos.

Según las estadísticas difundidas por la Sala de Prensa del Vaticano, en Irak hay 3.856 católicos por sacerdote, 491 católicos por trabajador pastoral, 1,14 sacerdotes por centro pastoral y 14,3 sacerdotes por cada 100 personas implicadas en actividades de apostolado.

En cuanto a las vocaciones sacerdotales, en Irak hay 11 seminaristas menores y 32 seminaristas mayores.

Además, la Iglesia en Irak cuenta con 55 colegios de educación infantil y primaria (con 5.464 alumnos), 4 colegios de educación media y secundaria (con 770 alumnos), y 9 centros de educación superior y universitaria (con 378 estudiantes).

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Asimismo, la Iglesia gestiona 7 hospitales, 6 ambulatorios, 5 residencias para ancianos y discapacitados, 10 orfanatos y guarderías, 1 consultorio familiar, 1 centro especial de educación y de reeducación social y 5 instituciones de diferente naturaleza.

Tierra mártir

Tras su independencia del Imperio Otomano, Irak estuvo bajo mandato británico desde el año 1920 hasta el año 1932. Primero fue un reino y luego una república. Su historia reciente está marcada por la larga dictadura de Sadam Hussein, de 1979 a 2003, año en que fue derrocado durante la intervención militar de Estados Unidos.

La dictadura de Sadam Hussein, apoyado por el partido nacionalista Baath de identidad suní, se caracterizó por la ruptura de la convivencia entre musulmanes suníes y chiítas, las políticas gubernamentales que marginaron a esta última comunidad musulmana, la represión violenta de la oposición y la política exterior agresiva.

Sadam Hussein embarcó al país en una larga guerra contra Irán entre 1980 y 1988 que costó la vida a un millón de personas. Después, la invasión de Kuwait el 2 de agosto de 1990 provocó la intervención de una coalición militar internacional el 26 de febrero de 1991 bajo mandato de la ONU y encabezada por Estados Unidos, conocida como la Primera Guerra del Golfo, que se saldó con una rápida derrota militar de Irak y su retiro de Kuwait.

Sin embargo, la caída de Sadam Hussein en 2003 arrojó a Irak a una nueva espiral de inestabilidad política donde la violencia sectaria ha sido una constante. La guerra civil en la vecina Siria, iniciada en 2011 y todavía en curso, desestabilizó aún más el país creando el contexto favorable para la ofensiva del Estado Islámico en el verano de 2014, que se hizo con el control de la llanura de Nínive, en el norte del país, y otras áreas, y proclamó un califato islámico en los territorios que controlaba en Irak y Siria.

El Estado Islámico impuso la ley islámica en el territorio bajo su control, expulsó y asesinó a los opositores, a los no musulmanes y a los que consideraba infieles. Cometió crímenes contra la humanidad, asesinatos masivos (especialmente contra cristianos, yazidíes y chiítas) destrucción del patrimonio histórico considerado idólatra (incluidos restos arqueológicos de miles de años de antigüedad), destrucción de iglesias, sometió a la esclavitud a numerosas personas y obligó a la conversión a los no musulmanes que no lograron escapar.

Tras una larga guerra en la que participaron diversos actores nacionales e internacionales, el gobierno de Bagdad consiguió recuperar el control del país en diciembre de 2017.

Aunque se ha eliminado al Estado Islámico y la presencia política de los fundamentalistas es ahora minoritaria, la estabilidad política de Irak sigue siendo muy frágil y sometida a grandes tensiones. A ello hay que sumarle las consecuencias de la crisis económica, endémica en Irak y agravada por la pandemia de coronavirus, con un desempleo superior al 22% y unas tasas de corrupción insostenibles. Irak cuenta todavía hoy con casi dos millones de refugiados internos.

Una Iglesia milenaria

En este difícil contexto, ¿qué papel han jugado los cristianos en la historia de Irak? La presencia del cristianismo en estas tierras se remonta a los orígenes mismos de la Iglesia. El Evangelio llegó a las orillas del Éufrates y del Tigris ya en el siglo I gracias a la predicación del apóstol Santo Tomás.

Las comunidades cristianas iraquíes están marcadas por la persecución, la discriminación y el martirio, lo que ha forzado a numerosas familias a la emigración y al exilio, un fenómeno que se intensificó tras la caída de Sadam Hussein y tras la ofensiva de Estado Islámico en 2014.

Antes de la intervención militar internacional en 2003 los cristianos representaban el 6% de la población, entre 1 y 1,4 millones de personas. Hoy esa cifra se ha reducido hasta los 400 mil habitantes, según las estimaciones más generosas ofrecidas por Ayuda a la Iglesia Necesitada, cifra menor incluso que la ofrecida por la Oficina Central de Estadística de la Iglesia.

Según los datos difundidos por la Sala de Prensa del Vaticano, entre 2003 y 2015 murieron asesinados 1.200 cristianos, y 62 iglesias fueron dañadas o destruidas.

Tras la ocupación de la llanura de Nínive por parte del Estado Islámico, más de 100 mil cristianos abandonaron sus hogares. La llanura de Nínive, cuna del cristianismo iraquí, quedó vacía de cristianos. Muchos lugares cristianos e iglesias fueron destruidos, y las casas cristianas ocupadas.

Muchos cristianos encontraron refugio en el Kurdistán iraquí. Otros, en campos de refugiados de Jordania, Siria, Turquía y Líbano.

Una vez derrotado el Estado Islámicos, algunas familias cristianas han comenzado a regresar a sus hogares en la llanura de Nínive, gracias a la fundación pontificias Ayuda a la Iglesia Necesitada, que impulsa numerosos proyectos de reconstrucción de hogares e iglesias.

Según el documento difundido por la Sala de Prensa del Vaticano, en noviembre de 2020 casi la mitad de los cristianos que escaparon del Estado Islámico había regresado a la llanura de Nínive a pesar de las dificultades que todavía persisten.

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