Luego de regreso en la catedral, el Arzobispo de Paraná, Mons. Juan Alberto Puiggari, presidió la Misa y expresó: "María, tú sabes de lo que es capaz el Espíritu. Ahora se nos invita a nosotros a vivir un nuevo Pentecostés".
"Pedimos que en nuestra Iglesia Madre irrumpa un soplo vital que traiga nueva vida, lenguas de fuego, que se posen sobre cada uno y todos, llenos de un Espíritu que es Santo, y como el primer Pentecostés, hablar distintos idiomas: el adecuado, para que el hermano pueda entendernos, soltando nuestros idiomas a veces incomprensibles", agregó en su homilía.
"Tal vez nos venga en estos tiempos el lenguaje de los barbijos, que cubren nuestros labios y abren nuestros ojos. Ese lenguaje nuevo de la contemplación que debemos aprender, lenguaje de miradas atentas, abarcativas, receptivas, de ojos abiertos y abarcativos, donde todo hermano se siente cobijado, abrazado, no juzgado y menos condenado".
"Queremos ser una Iglesia que anhele la santidad. Es la respuesta de Dios a esa crisis profunda. Que sea una comunidad evangelizadora, eucarística y misericordiosa, profundamente creyente, celebrante y orante".