El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú) y Presidente de la Comisión Episcopal de Familia, Infancia y Defensa de la Vida de Perú, Mons. José Antonio Eguren, en la Misa de Jueves Santo, lavó los pies a 12 bebés varones expresando el compromiso de todos "con los Niños por Nacer, que son los más pobres entre los pobres".

Mons. Eguren aseguró que los niños en el vientre son "los más indefensos de todos, los que más necesitan hoy de nuestro servicio y de nuestro amor".

En su homilía, el Arzobispo peruano expresó su crítica porque actualmente "se ponga en duda la condición de persona del concebido no nacido y haya personas interesadas en promover en el Perú el crimen del aborto por puro afán comercial". "¡Hacer negocio con niños abortados! ¡Qué horror! ¿No es esto algo asqueroso y repugnante?", manifestó.

Ante esto, el Prelado señaló la necesidad actual de "evangelizar la vida naciente".

"¿Cuál será tu actitud? ¿Estás dispuesto tú también a lavarles los pies a los Niños por Nacer, es decir a asumir un compromiso más activo por defender su derecho inalienable a la vida desde la concepción? O como un nuevo Pilato, ¿te lavarás las manos dejándolos a merced de los que los asesinan y despliegan grandes campañas en el Perú para despenalizar y legalizar el aborto?", cuestionó a los fieles.

Mons. Eguren preguntó además si "peor aún, ¿serás un nuevo Herodes que ya no sólo no te ocuparás de los demás, amándolos y sirviéndolos, sino que los matarás?".

"No miremos hacia el otro lado como Pilato, más bien tengamos hoy el compromiso de servir cuidando la vida por nacer, es decir del más pequeñito de todos los peruanos, de aquel que apenas se ve en una ecografía pero que ya es persona humana desde la concepción y por tanto tiene el derecho a vivir como tú y como yo", exhortó.

El Arzobispo de Piura y Tumbes subrayó que "cada persona humana desde la concepción es única e irrepetible, alguien eternamente elegido y amado por Dios, llamado y conocido por su propio nombre".

"En cada ser humano en cualquier fase o condición de su vida resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios. Por eso la vida humana desde su inicio con la concepción hasta su fin natural con la muerte, tiene valor sagrado e inviolable y cada ser humano tiene derecho a ver respetado totalmente este bien primero suyo", dijo.

Mons. Eguren manifestó su esperanza en que esto sea entendido siempre por "nuestros gobernantes, legisladores y políticos, porque en el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política".