El proceso constitucional, opinó el prelado, "exigirá mucha magnanimidad y generosidad para lograr puntos convergentes" que representen a la ciudadanía "que quiere paz, trabajo y una familia con proyección de futuro".
Sobre el papel eclesial en el proceso que comienza, expresó: "La Iglesia, fiel a su vocación de servir, promoverá el respeto a la persona humana desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural, la familia como célula de la sociedad y el derecho de los padres a educar a sus hijos, así como la libertad de culto y de poder emprender".