En una reunión con más de 40 representantes de diferentes religiones en la casa de la Catedral de Saint Mary, el Papa Benedicto XVI habló de la necesidad de que se considere la religión no como una causa de división sino como una causa de unidad.
“En un mundo golpeado por siniestras e indiscriminadas formas de violencia, la voz unánime de la gente religiosa urge a las naciones y comunidades a resolver los conflictos por medio de medios pacíficos y con una total consideración por la dignidad humana”.
El Papa destacó al respecto que “las religiones tienen un papel especial porque ellas enseñan a la gente que el auténtico servicio requiere sacrificio y propia disciplina que deben ser cultivados a través del sacrificio, templanza y el moderado uso de los bienes terrenos”.