Al recibir esta mañana a los participantes de la 90 asamblea de la Reunión de las Obras para la Ayuda de las Iglesias Orientales (ROACO), el Papa Francisco hizo una reflexión sobre la realidad de la cruz, el sufrimiento y la necesidad de ser "templo vivo" del Señor allí donde ya no es posible defender las estructuras eclesiales.
En su discurso, el Papa dijo que "nos sabemos siempre piedras vivas adheridas a Cristo, ¡que es la piedra angular! Las Iglesias Orientales custodian tantas veneradas memorias, iglesias, monasterios, lugares de santos y santas: son custodiados y conservados, también gracias a su ayuda favoreciendo así el peregrinaje a las raíces de la fe".
"Pero cuando no es posible reparar o mantener las estructuras, debemos continuar siendo templo vivo del Señor, recordando que la 'arcilla' de nuestras existencia creyente ha sido plasmada por las manos del 'artesano', el Señor, que ha puesto en ella su Espíritu vivificante", exhortó.