El sábado por la tarde, durante una emotiva visita a la humilde gruta de Lourdes, el Papa Juan Pablo II dijo haber cumplido el “objetivo” de su viaje: arrodillarse en oración ante la imagen de la Inmaculada Concepción.
“Arrodillado aquí, ante la gruta de Massabielle, siento profundamente que he llegado al objetivo de mi peregrinación”, dijo el Papa. “Esta gruta, donde María se apareció, es el corazón de Lourdes. Me recuerda la gruta del Monte Horeb donde Elías se encontró con el Señor, quien le habló en una ‘suave y baja voz’”
Lourdes, dijo el Pontífice, es el lugar “donde los cristianos de Francia, y aquellos de tantas otras naciones de Europa y el mundo, caen de rodillas y rezan”.