“Algunos me querían muerto”, lamenta el Papa Francisco

“Algunos me querían muerto”, lamenta el Papa Francisco
El Papa durante uno de sus encuentros en Eslovaquia. Foto: Vatican Media / Captura de pantalla

El Papa Francisco lamentó que, a raíz de su reciente operación de colon, realizada el 4 de julio en Roma por una diverticulitis, algunos le querían muerto y ya preparaban el cónclave para nombrar a su sucesor.

El Pontífice hizo esta revelación durante el encuentro que mantuvo con 53 jesuitas el pasado 12 de septiembre durante su viaje apostólico a Eslovaquia.

A la pregunta de uno de los jesuitas sobre cómo se encontraba, contestó: "Vivo todavía. Aunque algunos me querían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el Cónclave".

En la conversación, publicada de forma íntegra este martes 21 de septiembre por la revista La Civiltà Cattolica, el Papa pidió "paciencia" a quienes ya se preparaban para un nuevo cónclave: "¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció".

Tentación de volver atrás

Durante la conversación con los jesuitas, el Pontífice tocó también otros temas. El Papa advirtió contra "la tentación de volver atrás", que según su opinión "estamos sufriendo hoy en la Iglesia", una tentación a la que se refirió como "la ideología del volver atrás".

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Una ideología "que coloniza las mentes. Es una forma de colonización ideológica. En realidad, no es un problema universal, sino más bien específico de las Iglesias de algunos países. La vida nos da miedo", dijo el Papa.

"La libertad nos asusta. En un mundo tan condicionado por las adicciones y la virtualidad, nos asusta ser libres", hizo hincapié el Papa Francisco. Explicó que "hoy se vuelve al pasado para buscar seguridad".

"Nos asusta celebrar delante del pueblo de Dios que nos mira a la cara y nos dice la verdad. Nos asusta seguir adelante con las experiencias pastorales. Pienso en el trabajo realizado en el Sínodo de la familia para hacer entender que las parejas en segunda unión ya no están condenadas al infierno. Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual".

En definitiva, "tenemos miedo de las encrucijadas de las que nos hablaba Pablo VI. Este es el mal de este momento. Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones". "Volver atrás no es el camino correcto. El camino es ir adelante con discernimiento y obediencia", subrayó el Pontífice.

Otra preocupación mostrada por el Papa, y que ha repetido en numerosas ocasiones, es la de las colonizaciones ideológicas.

"La ideología", explicó Francisco, "tiene siempre un encanto diabólico, como dices tú, porque no se encarna. En este momento vivimos en una civilización de ideologías, esto es cierto. Tenemos que desenmascararlas de raíz".

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Una de ellas, es "la ideología de 'género'", una ideología que definió como "peligrosa" porque "es abstracta respecto a la vida concreta de una persona, como si una persona pudiera decidir abstractamente a discreción si y cuando ser hombre o mujer".

"La abstracción, para mí, es siempre un problema. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la cuestión homosexual. Si hay una pareja homosexual podemos hacer pastoral con ellos, acudir al encuentro con Cristo".

"Cuando hablo de ideología, hablo de la idea, de la abstracción que permite que todo sea posible, no de la vida concreta de las personas y de su situación real".  

Hizo referencia también a las restricciones que impuso a la llamada Misa Tridentina, según el Misal anterior al Concilio Vaticano II: "Ahora espero que con la decisión de acabar con el automatismo del rito antiguo podamos volver a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y de Juan Pablo II".

Explicó que "mi decisión es el fruto de una consulta con todos los obispos del mundo realizada el año pasado. En adelante, quien quiera celebrar con el vetus ordo debe pedir permiso a Roma, como sucede con el birritualismo. Pero hay jóvenes que después de un mes de su ordenación van donde el obispo a pedirlo. Este es un fenómeno que muestra que estamos retrocediendo". 

Cuatro cercanías

En otro momento de la conversación, el Papa pidió a los jesuitas "cuatro cercanías: con Dios, entre ustedes, con los obispos y el Papa, y con el pueblo de Dios, que es la más importante".

Cercanía con Dios, por medio de la oración. "La oración verdadera, de corazón, no la formal que no toca el corazón. La oración que lucha con Dios, y que conoce ese desierto donde no se siente nada".

Cercanía "entre ustedes", porque "el amor entre hermanos, el amor austero de los jesuitas es muy fino, caritativo, pero también austero: amor de hombres. A mí me duele cuando alguno de ustedes u otros sacerdotes se 'descueran' entre sí. Eso bloquea, impide avanzar".

Tercera cercanía, "cercanía con el obispo": "¡Que no se encuentren jesuitas que hablan mal del obispo! Si un jesuita piensa de manera distinta que el obispo y tiene coraje, entonces que vaya donde el obispo y le diga las cosas que piensa. Y cuando digo obispo, digo también el Papa".

Por último, "cercanía al pueblo de Dios": "La cercanía al pueblo de Dios es muy importante porque nos «enfoca». No olviden nunca de dónde salimos, de dónde venimos: nuestro pueblo". "Nuestras raíces están en la Iglesia, que es el pueblo de Dios".

La naturaleza del trabajo

El Santo Padre reflexionó también sobre la naturaleza del trabajo, "trabajo para ganarse el pan…, la labor manual o intelectual es trabajo, es salud. Y si el pueblo de Dios no trabaja, no come".

En la respuesta a otro jesuita sobre cómo hace frente a las sospechas, el Para afirmó que es consciente de las críticas contra él: "Por ejemplo, hay una gran cadena de televisión católica que habla continuamente mal del Papa sin ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca estos ataques e insultos, porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo dije a algunos de ellos".

Afirmó que "también hay clérigos que hacen comentarios desagradables sobre mí". Reconoció que "a veces pierdo la paciencia, especialmente cuando emiten juicios sin entrar en un diálogo verdadero. Ahí no puedo hacer nada".

"Por mi parte, sigo adelante sin entrar en su mundo de ideas y fantasías. No quiero entrar y por eso prefiero predicar, predicar… Algunos me acusaban de no hablar de la santidad. Dicen que hablo siempre de la cuestión social y que soy un comunista. Y sin embargo escribí una exhortación apostólica completa sobre la santidad, la Gaudate et Exsultate", se defendió.

Se refirió también el Papa al tema de los inmigrantes. Defendió que es necesario acogerlos, "pero no solo eso: es necesario acoger, proteger, promover e integrar. Una acogida verdadera requiere del cumplimiento de cada una de estas etapas. Cada país debe saber hasta qué punto puede hacerlo. Dejar a los inmigrantes sin integración es como dejarlos en la miseria, equivale a no acogerlos". 

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