JMB: En ocasiones es algo difícil, porque una de las características de las sectas es lo que se conoce como proselitismo engañoso, es decir el intento de captar adeptos engañándolos y no revelando los verdaderos fines del grupo. Sus verdaderos objetivos suelen ser develados paulatinamente, a medida que la persona fortalece los vínculos con el grupo y los debilita con su entorno social o familiar. Otro elemento que a veces dificulta su identificación consiste en que muchas sectas ocultan en un principio la cuestión religiosa, presentándose como asociaciones civiles, fundaciones, institutos educativos, o incluso grupos terapéuticos.
De todos modos si en un primer contacto observamos una afectividad desmedida, un intento obstinado por contagiarnos un entusiasmo exagerado, insistencia para que aceptemos invitaciones a cursos, charlas o conferencias, y propuestas de tipo mágica como que si asistimos a sus programas solucionaremos automáticamente tal o cual problema, muy posiblemente nos encontremos frente a una secta.
De ahí la importancia, y en razón del gran numero y diversos tipos de grupos, de cerciorarse previamente a aceptar cualquier invitación de esta clase. Y nunca dejar de preguntar por la organización, sus antecedentes, trayectoria institucional, fuentes de información sobre el grupo pero de origen distinto al mismo, etc.
En términos generales las sectas suelen retacear información de este tipo, por lo que ya el mismo retaceo a preguntas tan legítimas, sería una razón seria de sospecha.