Esto demuestra que él, al igual que muchos otros miembros de la Iglesia, debe enfrentar la posibilidad del martirio durante el conflicto entre la Iglesia y el comunismo ruso.
Los críticos de la interpretación dada por la Santa Sede apuntan al hecho de que San Juan Pablo II no murió. Para esto, hay un par de respuestas:
(1) Si en la visión Lucía vio que le dispararon al Papa y cayó al suelo, ella pudo haber pensado que fue asesinado, aun si en realidad solo estaba herido gravemente.
(2) La intercesión de María cambió lo que pudo haber sucedido. Después de leer el tercer secreto, San Juan Pablo II atribuyó su supervivencia a María. El entonces Cardenal Ratzinger comentó al respecto lo siguiente: "Que una 'mano materna' haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones".