Al concluir la multitudinaria y festiva celebración eucarística en la explanada Allmand de Berna, el Papa Juan Pablo II consagró a la Virgen María durante la recitación del Angelus al pueblo suizo, y de manera especial a los jóvenes.
“A la Virgen María renuevo hoy la entrega del Pueblo suizo. Que María vele sobre las familias, custodiando el amor conyugal y sosteniendo la misión de los padres. Conforte a los ancianos y los ayude que no dejen de dar a la sociedad su preciosa contribución. Alimente en los jóvenes el sentido de los valores y el compromiso en proseguirlos. Obtenga para toda la comunidad nacional la constante y acorde voluntad de construir juntos un país próspero y pacífico, al mismo tiempo atento y solidario hacia cuantos están en dificultad”, dijo el Santo Padre.
Y luego añadió: A María quisiera, de modo especial confiar a la juventud de Suiza, a la cual el Papa mira con afecto y gratitud. Desde hace cinco siglos, en efecto, son los jóvenes de este país quines aseguran al Sucesor de Pedro y a la Santa Sede el precioso y estimado servicio de la Guardia Suiza Pontificia”.