En su mensaje a los participantes de la sesión portuguesa del Atrio de los Gentiles, donde se reúnen tanto creyentes como no creyentes, el Papa Benedicto XVI afirmó que la vida no es “algo que se pueda disponer libremente, sino un don que hay que custodiar”.

El Santo Padre subrayó que junto a quienes no creen en Dios, debemos tener la “aspiración común de afirmar el valor de la vida humana ante la marea creciente de la cultura de la muerte”.

“La conciencia del carácter sagrado de la vida pertenece a la herencia moral de la humanidad”, señaló.

El Papa explicó que la razón puede aferrar el valor de la vida, pero sólo el amor infinito y omnipotente de Dios da la vida eterna. “Ésta es la certeza que la Iglesia anuncia”, indicó.

Benedicto XVI lamentó que en la edad moderna, el hombre haya querido “sustraerse a la mirada creadora y redentora del Padre, basándose en sí mismo" y no en Dios.

“Hay que abrir nuevamente las ventanas, mirar la vastedad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender a usar todo esto según el modo justo”, indicó.
El Santo Padre invitó a los no creyentes a vivir “como si Dios existiera” aún si tuvieran “la fuerza para creer”.

El Papa afirmó que quien se abre a Dios “no se aparta del mundo y de los hombres, sino que encuentra a los hermanos, y en Dios cae todo muro de separación”.