Las agencias de caridades católicas a lo largo de la costa este de Estados Unidos están trabajando para evaluar el daño dejado por el huracán Sandy y responder a las necesidades de los damnificados que dejó a su paso.

Kevin Hickey, director ejecutivo de Caridades Catolicas en Camden, Nueva Jersey (Estados Unidos), dijo a ACI Prensa que, a pesar de que hay inundaciones y daño significativo en los seis condados sureños que componen la diócesis, “la principal preocupación es la costa”.

“La devastación es enorme”, dijo, especialmente en Ocean City y Atlantic City, que recibieron un impacto directo de la tormenta. Debido a que el acceso a ambas ciudades es restringido, los trabajadores de emergencias no pueden llegar ahí y desconocen cuándo podrán hacerlo.

Hickey añadió que Caridades Católicas tiene una oficina en Atlantic City, pero está bastante seguro de que “está bajo el agua”.

Nueva Jersey es uno de varios estados que fueron devastados por el huracán Sandy, una tormenta que azotó Estados Unidos el 29 de octubre, barriendo el noreste del país, matando a docenas y dejando alrededor de seis millones de personas sin energía eléctrica.

Hickey aseguró que habría una “tremenda necesidad” de comida, así como de agua y refugio, en los próximos días. Otras necesidades a largo plazo incluirán viviendas temporales para quienes fueron evacuados, dijo, y “eso va a volverse un reto”.

Aún no se tiene una fecha definitiva para el retorno de la energía eléctrica, particularmente en Atlantic City y Ocean City.

Los miembros de Caridades Católicas tienen experiencia en responder a desastres, dijo Hickey. La agencia de Camden armó un Equipo de Comando de Incidente antes de la tormenta, para asegurarse de que los esfuerzos de recuperación funcionaran de forma segura y sin problemas.

El vicario general de Camden, Mons. Roger McGrath, dijo que estaba “muy orgulloso de nuestras Caridades Católicas y todo el trabajo que hacen”.

En toda la región, otras agencias de Caridades Católicas están trabajando para ofrecer una ayuda similar, a pesar de los obstáculos, que incluyen cortes de electricidad, inundaciones y dificultades de transporte.

En la Arquidiócesis de Washington D.C., Caridades Católicas mantuvo sus albergues para desamparados abiertos desde el 29 de octubre hasta el 1 de noviembre, para que todos los residentes puedan permanecer adentro durante la tormenta.

De acuerdo a la cuenta de Twitter de la agencia, aproximadamente 1,100 personas se quedaron en sus refugios durante la noche del 29 de octubre.

En Virginia del Oeste, donde el huracán ocasionó condiciones de tormenta de nieve al encontrarse con una ráfaga ártica, Caridades Católicas se está enfrentando no sólo a pérdidas de energía eléctrica ocasionadas por árboles caídos, sino a daños por el hielo, carreteras peligrosas y más de 30 centímetros de nueve en muchas áreas.

La agencia indicó que está trabajando con las parroquias en todo el estado para proveer alimento y refugio para quienes se han visto obligados a dejar sus hogares.

Mary Ellen Ros, directora de Servicios de Hudson Valley para Caridades Católicas en Nueva York, dijo que las oficinas de la agencia en el centro no tienen conexión telefónica, pero miembros del equipo están trabajando para solucionar los daños.

El grupo está ofreciendo apoyo a las parroquias, explicó, y añadió que también están trabajando de forma cercana tanto con el gobierno como con otros compañeros de socorro de desastres.

Así como en Camden, uno de los mayores problemas actuales es viajar a los lugares que fueron más golpeados, tales como Staten Island, dijo Ros.

Luego de su evaluación inicial, Caridades Católicas podrá proveer tanto alivio inmediato como ayuda a largo plazo en la reconstrucción, señaló.