Concluida la Santa Misa en la Catedral de San Esteban en Viena, el Papa Benedicto XVI rezó con los presentes en la plaza central el Ángelus Dominical, invitando a contemplar el don que Dios nos hace en la Eucaristía y ver en la respuesta disponible de la Virgen María un modelo para todos los cristianos.
“El Rito eucarístico realizado con el debido cuidado nos ayuda a tomar conciencia de la inmensa grandeza del don que Dios nos hace en la Santa Misa, y nos colma de un gozo profundo”, dijo el Pontífice.
Invitando a tener a María como modelo de respuesta, el Santo Padre recordó que “frente al amor respetuoso y delicado de Dios, que por la realización de su proyecto de salvación espera la libre colaboración de su criatura, la Virgen pudo hacer caer toda duda y entregarse confiadamente en sus manos”.