La primera y principal misión del discípulo es anunciar a Dios, recuerda Arzobispo argentino

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El Arzobispo Emérito de Paraná, Mons. Estanislao Esteban Karlic, recordó a los participantes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que la primera misión del discípulo es anunciar a Dios, confesando “con sabiduría diáfana y serena que nada vale en la vida” si no nos lleva a Él.

“Si no compartimos los bienes creados, materiales y espirituales, trabajándolos juntos y participando de ellos en solidaridad, no estamos amando a Dios. Pero también es cierto que si no damos a Dios, aunque demos otros bienes, no estamos pagando la deuda de amor entre nosotros: nuestra deuda es Dios. No nos debemos sólo la fraternidad, sólo la justicia social. Nuestra primera deuda es Dios”, afirmó el Prelado este lunes durante la Jornada Espiritual de inicio de la V Conferencia.

En su meditación “Discípulos y misioneros de Jesucristo”, Mons. Karlic recordó que el proyecto de Dios es la santidad de los hombres. “Dios, que es santo, nos llama a ser santos”, expresó, y añadió que la V Conferencia “tiene como horizonte inmediato la evangelización y santificación de nuestro continente”, pues “estamos jugando aquí la historia santa, la nuestra y la de los demás hermanos de nuestra América”.

Durante su meditación, explicó que en la historia los hombres se encuentran divididos entre “el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios y el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo”. Afirmó que cada día el hombre es interpelado a elegir a Dios y que la conversión es “un cambio intelectual y moral hondo, arduo y prolongado, pero posible y debido”.

Asimismo, el Arzobispo recordó a los participantes que ser discípulo es un don de Dios, que no somos elegidos por nuestros méritos sino por elección gratuita de Él. Añadió que el hombre está llamado a caminar a la luz de Cristo, a buscarlo aunque la vida no le de para hallarlo a plenitud.

Indicó que cuando el hombre encuentra a Cristo aprende que es imagen de Dios y que está llamado a ser hijo en el Hijo. También, afirmó, entiende “que la familia es el santuario del amor y de la vida” y que “la comunidad humana está destinada a la fraternidad”.

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“El discipulado lleva a estar siempre dispuesto a entregar la vida por el Señor, como los mártires”, afirmó el Prelado. Dijo que la Iglesia siempre ha tenido mártires y que “sufre persecuciones que requieren despojos y humillaciones que constituyen un verdadero martirio”.

En su meditación, Mons. Karlic reafirmó la importancia de la Eucaristía y de la oración, la cual, afirmó, debe “distinguir a los miembros de la Conferencia para que la cercanía del Señor sea profundamente experimentada y éstos sean días de tierna intimidad con Él”.

Finalmente, señaló que “en una cultura en la que se ha proclamado que el hombre ha muerto, la respuesta sigue siendo Jesucristo, que debe llegar y está llegando por las personas de sus discípulos”.

“No temamos. No es que en este cambio de época todo lo bueno desaparece sino que sufrimos dolores de parto de un mundo nuevo. Por nuestro servicio misionero queremos que este mundo adveniente se abra a la filiación divina, a la fraternidad humana y al banquete de la creación. Cristo es el manantial vivo de nuestra esperanza”, afirmó.

La meditación completa se encuentra en http://www.aciprensa.com/aparecida07/meditakarlic.htm  

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