El Papa Benedicto XVI exclamó, en una parte de su discurso que leyó en español, que “¡La Iglesia es nuestra Casa! ¡Esta es nuestra Casa! ¡En la Iglesia Católica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad y de consuelo!”, al terminar el rezo del rosario con los religiosos, consagrados, seminaristas y demás asistentes en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida.
El Santo Padre destacó esta idea al explicar a los “hombres y mujeres de América Latina” lo importante que es “el sentido de nuestra pertenencia a la Iglesia, que hace a los cristianos crecer y madurar como hermanos, hijos de un mismo Dios y Padre”.
“¡Quien acepta a Cristo: Camino, Verdad y Vida, en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la otra vida! Por eso, el Papa vino aquí para rezar y confesar con todos vosotros: ¡vale la pena ser fieles, vale la pena perseverar en la propia fe! Pero la coherencia en la fe necesita también una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana”.