Domingo 8 de diciembre

Evangelio según San Marcos Capítulo 1, versículos del 1 al 8

Predicación de Juan Bautista.

1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2 Según lo que está escrito en Isaías, el profeta: "Mira que envío delante de Ti a mi mensajero, el cual preparará tu camino". 3 "Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas".

4 Estuvo Juan el Bautista bautizando en el desierto, y predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. 5 Y todos iban a él de toda la tierra de Judea y de Jerusalén y se hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Juan estaba vestido de pelos de camello y llevaba un ceñidor de cuero alrededor de sus lomos. Su alimento eran langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba así: "Viene en pos de mí el que es más poderoso que yo, delante del cual yo no soy digno ni aun de inclinarme para desatar la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo".

Comentario

2. Véase Malaquías 3, 1; Isaías 40, 3; Mateo 3, 1 ss.; Lucas 3, 2 ss. La voz de Juan es como el trueno que conmueve los desiertos (S. Ambrosio); y sin embargo, Israel no escuchó su mensaje ni preparó el camino. De ahí lo que dice Jesús en Mateo 17, 11 - 13: Él les respondió y dijo: "Ciertamente, Elías vendrá y restaurará todo. Os declaro, empero, que Elías ya vino, pero no lo conocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. Y así el mismo Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos". Entonces los discípulos cayeron en la cuenta que les hablaba con relación a Juan el Bautista.

4. El desierto en que San Juan predicaba y bautizaba se hallaba a tres o cuatro leguas al este de Jerusalén, entre esta ciudad y el Mar Muerto. Su nombre geográfico es "desierto de Judea". Acerca del carácter del bautismo de Juan véase Mat. 3, 6 y nota: "Y se hacían bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados". Este bautismo no era sino una preparación de Israel para recibir al Mesías. Tampoco era un sacramento la confesión que los pecadores hacían, pero sí una manifestación del dolor interior, un medio eficaz para conseguir la gracia de arrepentimiento, condición del perdón.
Confrontado en el versículo 3; Mateo 3, 1: " En aquel tiempo apareció Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea" y Lucas 3, 2: "Bajo el pontificado de Anás y Caifás, la palabra de Dios vino sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto".

7. La conmoción que el Bautista con su predicación de penitencia y su modo de vivir produjo, fue tan grande, que muchos creyeron que él fuese el "Mesías" prometido. Para evitar este engaño, Juan acentúa su misión de "precursor" señalando con su dedo hacia Jesús: En pos de mí, viene uno... "Así como la aurora es el fin de la noche y el principio del día, Juan Bautista es la aurora del día del Evangelio, y el término de la noche de la Ley" (Tertuliano).
Véase Juan 3, 30 y nota:"Es necesario que El crezca y que yo disminuya". Como el lucero de la mañana palidece ante el sol, así el Precursor del Señor quiere eclipsarse ante el que es la Sabiduría encarnada. Esta es la lección que nos deja el Bautista a cuantos queremos predicar al Salvador: desaparecer. "¡Ay, cuando digan bien de vosotros!".


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios