Jueves 7 de febrero


Evangelio según San Marcos, capítulo 6, versículo del 7 al 13

Misión de los apóstoles

7 Entonces, llamando a los doce, comenzó a enviarlos, de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos, 8 y les ordenó que no llevasen nada para el camino, sino sólo un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto, 9 sino que fuesen calzados de sandalias, y no se pusieran dos túnicas. 10 Y les dijo: "Dondequiera que entréis en una casa, quedaos allí hasta el momento de salir del lugar. 11 Y si en algún lugar no quieren recibiros y no se os escucha, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies para testimonio a ellos". 12 Partieron, pues, y predicaron el arrepentimiento. 13 Expulsaban también a muchos demonios, y ungían con óleo a muchos enfermos y los sanaban.

Comentario

8. Véase Mat. 10, 5 ss.; Luc. 9, 1 ss.; 10, 1 ss. Jesús quiere que sus ministros tengan plena confianza en la providencia del Padre Celestial (Mat. 6, 25 ss.) y se desprendan de todo lo que no sea absolutamente necesario. Les basta con la eficacia infalible de la palabra evangélica y la gracia que la acompaña. Véase II Tim. 2, 4: "Ninguno que milita como soldado se deja enredar en los negocios de la vida; así podrá complacer al que le alistó".

13. El óleo se usaba en primer lugar para reanimar las fuerzas físicas del enfermo. También hoy se lo emplea en la Santa Unción, que no es, como suele creerse, sólo para los moribundos, sino como explica Santiago, un sacramento para confortar a los enfermos graves, incluso devolviéndoles la salud, y para perdonar pecados si los hubiere (Sant. 5, 14).

Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios