Miércoles 7 de agosto
21 Partiendo de este lugar, se retiró
Jesús a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he ahí
que una mujer cananea venida de ese territorio, dió voces diciendo:
"¡Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija
está atormentada por un demonio". 23 Pero Él no le respondió
nada. Entonces los discípulos, acercándose, le rogaron: "Despídela,
porque nos persigue con sus gritos". 24 Mas Él respondió
y dijo: "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de
Israel". 25 Ella, no obstante, vino a prosternarse delante de Él
y dijo: "¡Señor, socórreme!" 26 Mas Él
respondió: "No está bien tomar el pan de los hijos para
echarlo a los perros". 27 Y ella dijo: "Sí, Señor,
pero los perritos también comen las migajas que caen de la mesa de
sus dueños". 28 Entonces Jesús respondiendo le dijo: "Oh
mujer, grande es tu fe; hágasete como quieres". Y su hija quedó
sana, desde aquel momento.
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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