Viernes 3 de mayo



Evangelio según San Juan, capítulo 12, versículos del 31 al 36

31 Ahora es el juicio de este mundo, ahora el príncipe de este mundo será expulsado. 32 Y Yo, una vez levantado de la tierra, lo atraeré todo hacia Mí". 33 Decía esto para indicar de cuál muerte había de morir. 34 El pueblo le replicó: "Nosotros sabemos por la Ley que el Mesías morará entre nosotros para siempre; entonces, ¿cómo puedes Tú decir que es necesario que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?" 35 Jesús les dijo: "Poco tiempo está aún la luz entre vosotros; mientras tenéis la luz, caminad, no sea que las tinieblas os sorprendan; el que camina en tinieblas, no sabe adónde va. 36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para volveros hijos de la luz". Después de haber dicho esto, Jesús se alejó y se ocultó de ellos.

Comentario

31. Satanás y sus satélites serán echados fuera de las almas por la regeneración que obrará en ellas el Bautismo (Ef. 4, 8; Denz. 140). Véase, empero, 14, 30 y nota: "Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe del mundo. No es que tenga derecho contra Mí".
El príncipe del mundo: Satanás. Tremenda revelación que, explicándose por el triunfo originario de la serpiente sobre el hombre (cf. Sab. 2, 24 y nota), explica a su vez las condenaciones implacables que a cada paso formula el Señor sobre todo lo mundano, que en cualquier tiempo aparece tan honorable como aparecían los que condenaron a Jesús.

32. Lo atraeré todo hacia Mí: esto es, consumada mi redención, Yo quedaré como el centro al cual convergen todos los misterios de ambos Testamentos. Otros leen: atraeré a todos y lo interpretan del llamado que se extiende a toda la gentilidad. En Ef. 1, 10, hay una base de interpretación aun más amplia de este anuncio del Señor.

34. Aluden a las profecías sobre el Mesías Rey de Israel. Cf. Is. 49, 8; Ez. 37, 25.

35. Mientras: en griego "hos" (cf. Luc. 3, 23 y nota). Jesús es la luz (9, 5) y los invita a obrar mientras El está con ellos, pues El los guardará como dice en 17, 12. No os sorprendan: sobre este sentido, véase Mat. 24, 24; II Tes. 2, 10.

36. Creer a la Palabra de Jesús es la condición que El mismo nos pone para hacernos hijos de Dios. Cf. 1, 12.

 

Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios