Martes 3 de diciembre
Infancia espiritual
21 En aquella hora se estremeció de gozo, en el Espíritu Santo, y dijo: "Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mantenido estas cosas escondidas a los sabios y a los prudentes, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te plugo a Ti. 22 Por mi Padre, me ha sido dado todo, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelarlo". 23 Y volviéndose hacia sus discípulos en particular, dijo: "¡Felices los ojos que ven lo que vosotros veis! 24 Os aseguro: muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron".
Comentario
21. He aquí el gran misterio de la infancia espiritual, que difícilmente aceptamos, porque repugna, como incomprensible al orgullo de nuestra inteligencia. Por eso S. Pablo dice que la doctrina del Evangelio es escándalo y locura (I Cor. caps. 1 - 3). Cf. 11, 34 ss. y nota; 18, 17; Mat. 11, 25 y nota; 18, 3 s.; 19, 17; I Cor. 14, 20; II Cor. 4, 3.
23 Véase Mat. 13, 16 s.
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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