Jueves 30 de mayo
El ciego de Jericó.
46 Habían llegado a Jericó. Ahora bien, cuando iba saliendo de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una numerosa muchedumbre, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego y mendigo, estaba sentado al borde del camino; 47 y oyendo que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: "¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de m!" 48 Muchos le reprendían para que callase, pero él mucho más gritaba: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!" 49 Entonces, Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo". Llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama". 50 Y él arrojó su manto, se puso en pie de un salto y vino a Jesús. 51 Tomando la palabra, Jesús le dijo: "¿Qué deseas que te haga?" El ciego le respondió: "¡Rabbuni, que yo vea!" 52 Jesús le dijo: "¡Anda! tu fe te ha sanado". Y en seguida vió, y lo fue siguiendo por el camino.
Comentario
46. San Mateo (20, 30) habla de dos ciegos: uno de ellos ha de ser este Bartimeo. Cf. Luc. 18, 35 - 43.
52. En seguida: el evangelista nos hace notar
que el dichoso ciego siguió a Jesús sin acordarse de recoger
el manto arrojado a que se refiere el v. 50.
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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