Domingo 2 de junio


Evangelio según San Juan, capítulo 6, versículos del 51 al 58

51 Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo". 52 Empezaron entonces los judíos a discutir entre ellos y a decir: "¿Cómo puede éste darnos la carne a comer?" 53 Díjoles, pues, Jesús: "En verdad, en verdad, os digo, si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis la sangre del mismo, no tenéis vida en vosotros. 54 El que de Mí come la carne y de Mí bebe la sangre, tiene vida eterna y Yo le resucitaré en el último día. 55 Porque la carne mía verdaderamente es comida y la sangre mía verdaderamente es bebida. 56 El que de Mí come la carne y de Mí bebe la sangre, en Mí permanece y Yo en él. 57 De la misma manera que Yo, enviado por el Padre viviente, vivo por el Padre, así el que me come, vivirá también por Mí. 58 Este es el pan bajado del cielo, no como aquel que comieron los padres, los cuales murieron. El que come este pan vivirá eternamente".

Comentario

51. Hasta aquí Jesús se ha dado a conocer como el pan de vida. En este v. se llama el pan vivo, y en vez de que baja (v. 50) dice que bajó. Pirot anota a este respecto: "La idea general que sigue inmediatamente en la primera parte del v.: Si uno come de este pan vivirá para siempre - repetición en positivo de lo que se dice negativamente en el v. 50 - podría aún, en rigor, significar el resultado de la adhesión a Cristo por la fe. Pero el final del v.: y el pan que Yo daré es mi carne... para vida del mundo introduce manifiestamente una nueva idea. Hasta ahora el pan de vida era dado, en pasado, por el Padre. A partir de ahora, será dado, en el futuro, por el Hijo mismo. Además, el pan que hasta aquí podía ser tomado en un sentido metafórico espiritual, es identificado a la carne en Jesús (carne, como en 1, 14, más fuerte que cuerpo)... La única dificultad que aún provoca el v. es la de saber si el último miembro: para la vida del mundo se refiere al pan o a la carne. La dificultad ha sido resuelta en el primer sentido por algunos raros manuscritos intercalando la frase en cuestión inmediatamente después de daré: el pan que Yo daré para la vida del mundo es mi carne. Pero la masa de los manuscritos se pronuncia por el segundo sentido. No parece, pues, dudoso que Juan haya querido establecer la identidad existente entre el pan eucarístico y la carne de Cristo en su estado de Víctima inmolada por el mundo". El mismo autor cita luego como acertada la explicación del P. Calmes, según el cual en esa frase "se hallan confundidas la predicción de la Pasión y la promesa del pan eucarístico, y esto sin que haya equívoco, pues la Eucaristía es, al mismo tiempo que un sacramento, un verdadero sacrificio, un memorial de la muerte de N. S. J.". Cf. Ef. 2, 14; Hebr. 10, 20.

54. Por cuarta vez Jesús promete juntamente la vida del alma y la resurrección del cuerpo. Antes hizo esta promesa a los creyentes; ahora la confirma hablando de la comunión eucarística. Peligra, dice S. Jerónimo, quien se apresura a llegar a la mansión deseada sin el pan celestial. La Iglesia prescribe la comunión pascual y recomienda la comunión diaria. ¿Veríamos una carga en este don divino? "La Iglesia griega se ha sentido autorizada por esto para dar la Eucaristía a los niños de primera edad. La Iglesia latina exige la edad de discreción. Puede apoyarse en una razón muy fuerte. Jesús recuerda que el primer movimiento hacia El se hace por la fe (vv. 35, 45, 57)". Pirot. Cf. 4, 10 ss. El verbo comer que usa el griego desde aquí ya no es el de antes: estío, sino trogo, de un realismo aún más intenso, pues significa literalmente masticar, como dando la idea de una retención (cf. v. 27, Luc. 2, 19 y 51). En el v. 58 contrastan ambos verbos: uno en pretérito: éfagon y otro en presente: trogon.

57. El que me come: aquí y en el v. 58 vuelve a hablar de Él mismo como en el v. 50. Vivirá por Mí: de tal manera que vivamos en Él y Él en nosotros, como lo revela el v. anterior. Cf. 1, 16; Col. 2, 9; véase la "secreta" del Domingo XVIII p. Pentecostés. S. Cirilo de Alejandría compara esta unión con la fusión en una de dos velas de cera bajo la acción del fuego: ya no formarán sino un solo cirio. Cf. I Cor. 10, 17. Nótese que Cristo se complace amorosamente en vivir del Padre, como de limosna, no obstante haber recibido desde la eternidad el tener la vida en Sí mismo (5, 26). Y esto nos lo enseña para movernos a que aceptemos aquel ofrecimiento de vivir de El totalmente, como Él vive del Padre, de modo que no reconozcamos en nosotros otra vida que esta vida plenamente vivida que Él nos ofrece gratuitamente. Es de notar que por el Padre y por Mí pueden también traducirse para el Padre y para Mí. S. Agustín y Sto. Tomás admiten ambos sentidos y el último parece apoyado por el verbo vivirá, en futuro (Lagrange). ¡Vivir para Aquel que muriendo nos dio vida divina, como El vivió para el Padre que engendrándolo se la da a Él! "El que así no vive ¿lo habrá acaso comido espiritualmente?". Véase v. 63; II Cor. 5, 15; I Tes. 5, 10; Gál. 2, 20; cf. Hech. 17, 28; Rom. 14, 8; II Cor. 4, 11; 6, 9; I Juan 4, 9.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios