Jueves 26 de diciembre
17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanhedrines y os azotarán en sus sinagogas, 18 y por causa de Mí seréis llevados ante gobernadores y reyes, en testimonio para ellos y para las naciones. 19 Mas cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué hablaréis. Lo que habéis de decir os será dado en aquella misma hora. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien habla en vosotros. 21 Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán morir. 22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ese será salvo.
Comentario
19. Cf. Luc. 21, 14 y nota: 14 "Tened,
pues, resuelto, en vuestros corazones no pensar antes como habéis de
hablar en vuestra defensa".
Promesa terrenal como las de Mat. 6, 25 - 33, pero ¿quién puede
hacerla si no es un Dios? Y si El no fuera el Hijo ¿podría concebirse
tanta falsía en prometer y tanta maldad en Aquel que pasó haciendo
el bien (Hech. 10, 31) y desafiando a que lo hallasen en falsedad? (Juan 8,
46 s.). Esta consideración "ad absurdum" es tan impresionante,
que ayuda mucho a consolidar nuestra posición íntima frente
a Cristo para creerle de veras todo cuanto El diga, aunque nos parezca muy
paradójico. Cf. 7, 23.
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
Multimedios