Lunes 25 de febrero


Evangelio según San Lucas, capítulo 6, versículos del 36 al 38

Imitad la misericorida del padre

36 "Sed misericordiosos como es misericordioso vuestro padre. 37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; absolved, y se os absolverá. 38 Dad y se os dará; una medida buena y apretada y remecida y rebosante se os volcará en el seno; porque con la medida con que medís se os medirá".

Comentario

36. Otro paralelismo de gran importancia para el conocimiento de Dios, señalaremos entre este texto y el correspondiente de Mat. 5, 48. Allí se nos manda ser perfectos y se nos da como modelo la perfección del mismo Padre celestial, lo cual parecería desconcertante para nuestra miseria. Aquí vemos que esa perfección de Dios consiste en la misericordia, y que El mismo se digna ofrecérsenos como ejemplo, empezando por practicar antes con nosotros mucho más de lo que nos manda hacer con el prójimo, puesto que ha llegado a darnos su Hijo único, y su propio Espíritu, el cual nos presta la fuerza necesaria para corresponder a su amor e imitar con los demás hombres esas maravillas de misericordia que El ha hecho con nosotros. Véase Mat. 18, 35 y nota.

37. Absolver es más amplio aun que perdonar los agravios. Es disculpar todas las faltas ajenas, es no verlas, como dice el v. 41. Hay aquí una gran luz, que nos libra de ese empeño por corregir a otros (que no están bajo nuestro magisterio), so pretexto de enseñarles o aconsejarles sin que lo pidan. Es un gran alivio sentirse liberado de ese celo indiscreto, de ese comedimiento que, según nos muestra la experiencia, siempre sale mal.

38. Véase sobre este punto primordial Mat. 7, 2 y nota. ¡Medida rebosante! Nótese la suavidad de Jesús que no nos habla de retribución sobreabundante para el mal que hicimos, pero sí para el bien. Cf. Denz. 1014.

Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios