Domingo 24 de noviembre

Evangelio según San Mateo, capítulo 25, versículos del 31 al 46

El juicio de las naciones.

31 "Cuando el Hijo del Hombre vuelva en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará sobre su trono de gloria, 32 y todas las naciones serán congregadas delante de Él, y separará a los hombres, unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos. 33 Y colocará las ovejas a su derecha, y los machos cabríos a su izquierda. 34 Entonces el rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; 36 estaba desnudo, y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba preso, y vinisteis a verme". 37 Entonces los justos le responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" 40 Y respondiendo el rey les dirá: "En verdad, os digo: en cuanto lo hicisteis a uno solo, el más pequeño de estos mis hermanos, a Mí lo hicisteis". 41 Entonces dirá también a los de su izquierda: "Alejaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". 44 Entonces responderán ellos también: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" 45 Y El les responderá: "En verdad, os digo: en cuanto habéis dejado de hacerlo a uno de éstos, los más pequeños, tampoco a Mí lo hicisteis". 46 Y éstos irán al suplicio eterno, mas los justos a la eterna vida".

Comentario

32. Todas las naciones: "Como en las grandes asambleas apocalípticas que presentan los profetas (Joel. 4, 2 y 9; Zac. 14, 2)" Pirot. Cf. 3, 10 ss.

34. Venid... tomad: Sto. Tomás hace notar que parece extraño decir esto a los justos salvados ya mucho antes. Es que el alma sola no es toda la persona. Cf. Luc. 21, 28 y nota: "Mas cuando estas cosas comiencen a ocurrir, erguíos y levantad la cabeza, porque vuestra redención se acerca". Esta recomendación del divino Salvador, añadida a sus insistentes exhortaciones a la vigilancia (cf. Marc. 13, 37), muestra que la prudencia cristiana no está en desentenderse de estos grandes misterios (I Tes. 5, 20), sino en prestar la debida atención a las señales que El bondadosamente nos anticipa, tanto más cuanto que el supremo acontecimiento puede sorprendernos en un instante, menos previsible que el momento de la muerte (v. 34). "Vuestra redención": así llama Jesús al ansiado día de la resurrección corporal, en que se consumará la plenitud de nuestro destino. Cf. Mat. 25, 34; Filip. 3, 20 s.; Apoc. 6, 10 s. San Pablo la llama la redención de nuestros cuerpos (Rom. 8, 23).

35. Vemos así que el amor es un mandamiento obligatorio que encierra todos los demás mandamientos; es la "plenitud de la Ley", según la cual sentenciará el Juez (Rom. 13, 10; Gál. 5, 14 ss.).

40. A mí lo hicisteis: es la doctrina divinamente admirable del Cuerpo Místico (cf. 10, 40; 18, 5; Hech. 9, 10). Así también lo hecho a El es hecho a nosotros. Cf. Rom. 6, 4; Gál. 2, 19 ss.; Ef. 2, 6; Filip. 3, 10 s.; Col. 3, 3 s.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios