Martes 22 de octubre

Evangelio según San Lucas, capítulo 12, versículos del 35 al 38

Parábola de los servidores vigilantes.

35 "Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas. 36 Y sed semejantes a hombres que aguardan a su amo a su regreso de las bodas, a fin de que, cuando Él llegue y golpee, le abran enseguida. 37 ¡Felices esos servidores, que el amo, cuando llegue, hallará velando! En verdad, os lo digo, él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles. 38 Y si llega a la segunda vela, o a la tercera, y así los hallare, ¡felices de ellos!

Comentario

37. Se pondrá a servirles: Jesús tiene derecho a que le creamos esta promesa inaudita, porque ya nos dijo que Él es nuestro sirviente (22, 27), y que no vino para ser servido, sino para servir (Mat. 20, 28). Por eso nos dice que entre nosotros el primero servirá a los demás (Mat. 20, 26 s.; Luc. 22, 26). En esto estriba sin duda el gran misterio escondido en la Escritura que dice "el mayor servirá al menor" (Gén. 25, 23; Rom. 9, 12). Jesús, aun después de resucitado, sirvió de cocinero a su discípulos (Juan 21, 9 - 12). Él, que desde Isaías se hizo anunciar como "el servidor de Yahvé" (Is. 42, 1 ss.; cf. Ez. 45, 22), quiere también reservarse, como cosa excelente y digna de Él, esa función de servidor nuestro. Y debemos creerle, porque hizo algo mucho más humillante que el servirnos y lavarnos los pies: se dejó escupir por los criados, y colgar desnudo entre criminales, "reputado como uno de ellos" (22, 37; Marc. 15, 28; Is. 53, 12). Vemos, pues, que la inmensidad de las promesas de Cristo, más aún que en la opulencia de darnos su misma realeza y ponernos a su mesa y sentarnos en tronos (Luc. 22, 29 s.), está en el amor con que quiere ponerse El mismo a servirnos. El que no ama no puede comprender semejantes cosas, según enseña S. Juan (I Juan 4, 8).


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios