Martes 20 de agosto

Evangelio según San Mateo, capítulo 19, versículos del 23 al 30

23 Después dijo Jesús a sus discípulos: "En verdad, os digo: Un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. 24 Y vuelvo a deciros que más fácil es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios". 25 Al oír esto, los discípulos se asombraron en gran manera y le dijeron: "¿Quién pues podrá salvarse?" 26 Mas Jesús, fijando los ojos en ellos, les dijo: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".

Recompensa del seguimiento de Jesús.

27 Entonces Pedro respondió diciéndole: "Tú lo ves, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué nos espera?" 28 Jesús les dijo: "En verdad, os digo, vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, os sentaréis, vosotros también, sobre doce tronos, y juzgaréis a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que dejare casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o mujer, o hijos, o campos por causa de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna.

30 Y muchos primeros serán postreros, y (muchos) postreros, primeros".

Comentario

26. Para Dios todo es posible: ¡Qué inmenso consuelo para cuantos sentimos nuestra indignidad! Notemos que no dice esto el Señor aludiendo a la omnipotencia que Dios tiene como Autor y Dueño de la creación, sino a su omnipotencia para dar la gracia y salvar a quien El quiera, según su santísima voluntad. ¡Qué felicidad la nuestra al saber que esa voluntad es la de "un Padre dominado por el amor"! (Pío XII). Cf. Rom. 9, 15 ss.

28. En la regeneración: esto es, en la resurrección; según S. Crisóstomo, en la regeneración y renovación del mundo en el día del Juicio. Cf. Luc. 22, 30; Juan 5, 24; Hech. 3, 21; Rom. 8, 19 ss.; I Cor. 6, 2 s.; II Pedro 2, 4; Jud. 14; Apoc. 20, 4; 21, 1. Doce tronos: en Luc. 22, 28, no se fija el número.

29. Véase Marc. 10, 30: "Que no reciba centuplicado ahora, en este tiempo, casas, hermanos, hermanas, madre, hijos y campos - a una con persecuciones -, y, en el siglo venidero, la vida eterna".
Centuplicado. Todos los verdaderos pobres son ricos. "¿No os parece rico, exclama S. Ambrosio, el que tiene la paz del alma, la tranquilidad y el reposo, el que nada desea, no se turba por nada, no se disgusta por las cosas que tiene desde largo tiempo, y no las busca nuevas?". A diferencia de San Mateo (19, 27 ss.), no se habla aquí del que deja la esposa, y se acentúa en cambio que esta recompensa se refiere a la vida presente, aun en medio de las persecuciones tantas veces anunciadas por el Señor a sus discípulos.
Como se ve, estas recompensas extraordinarias no son prometidas, como a veces se cree, por toda obra de misericordia, sino para los que se entregan plenamente a Jesús, dentro de la vida religiosa o aún fuera de ella. Cf. Luc. 18, 29 s.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios