Domingo 1 de setiembre

Evangelio según San Mateo, Capítulo 16, versículos 21-27

Anuncio de la pasión.

21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que El debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas, y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. 22 Mas Pedro, tomándolo aparte, se puso a reconvenirle, diciendo: "¡Lejos de Ti, Señor! Esto no te sucederá por cierto". 23 Pero El volviéndose, dijo a Pedro: "¡Quítateme de delante, Satanás! ¡Un tropiezo eres para Mí, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres!".

¡Renunciarse!

24 Entonces, dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere seguirme, renúnciese a sí mismo, y lleve su cruz y siga tras de Mí. 25 Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; y quien pierda su alma por mi causa, la hallará. 26 Porque ¿de qué sirve al hombre, si gana el mundo entero, mas pierde su alma? ¿O qué podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del hombre ha de venir, en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras. 28 En verdad, os digo, algunos de los que están aquí no gustarán la muerte sin que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino".


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios